Los partidos políticos en un ataque inusitado de consenso, han logrado ponerse de acuerdo en sentar las bases para que de nuevo la radio y la televisión pública vuelvan a estar al servicio de la ciudadanía, de los intereses generales, al servicio de la verdad, de la promoción de valores, de la defensa de la investigación, el desarrollo educativo, al lado de los más desfavorecidos, y de tantas cosas que no enumero para no ser muy prolijo.
Quienes hemos dedicado el grueso de nuestra vida profesional a la RTV pública y creemos en ella, hemos vivido muchas etapas diferentes, en la mayoría de las cuales la radio y la televisión, que deben ser de todos, han sido forzadas a estar al servicio de los pacatos intereses de partido, tratando de ocultar parcialmente la verdad de las informaciones para intentar resaltar unos aspectos frente a otros en un grosero interés de parcialidad que los profesionales nunca hemos aceptado, y lo que es peor omitiendo en claro ridículo ante la comparación con otros medios, algunas informaciones. El ejemplo más reciente, la omisión de las palabras y las imágenes del portavoz parlamentario del PP hacia la diputada de Podemos Irene Montero, tachadas de machistas y abusivas por cualquiera con un mínimo criterio objetivo. Pero como este ejemplo de puritanismo informativo, quienes hemos acumulado unas décadas en esa casa, podríamos poner otros muchos de uno u otro signo, y los signos hasta ahora han sido los del PP y el PSOE, los dos partidos que han tenido responsabilidad de gobierno. Ambos han considerado erróneamente que con la tele y la radio públicas tenían en sus manos un arma de efectos mediáticos ilimitados para ganar elecciones y hacérselas perder a los oponentes. Sin embargo la realidad ha demostrado, en todo caso, lo contrario: que el mal uso de unos medios de poderosa influencia como son o deben ser la radio y televisión del estado, puede perjudicar los espurios deseos electorales.
RTVE puede ahora, si todo se hace con buen criterio, y a falta de conocer cuál será el método de selección de candidatos y las exigencias que se planteen a los aspirantes a formar parte del Consejo de Administración de la Corporación y , de entre ellos, el que será elegido como Presidente, consolidar su rumbo de una RTV del Estado sólida y de futuro. A partir de ahí RTVE debe convertirse en la referencia de los medios audiovisuales españoles, en vanguardia profesional y de creación de formatos de calidad y que también acaparen audiencia; la radio y la televisión públicas españolas, como ha ocurrido en algunas etapas, deben huir de recursos cutres y resortes vergonzantes para conseguir audiencia y deben ser capaces que poner al frente de emisiones y decisiones a las personas más capaces, utilizando lo mejor de sus profesionales y de los medios técnicos que posee.
Me gustaría volver a ser oyente y espectador de una Radio Nacional y una Televisión Española, donde esté lo mejor, la información más fiable, los programas punteros donde la mayor parte de la ciudadanía se encuentre cómoda y donde los profesionales y sus directivos sean dueños y responsables de todo lo que sale por la antena.