Hay personajes que no encajan en este juego de la confusión en que se ha convertido la política. Muy difícil y poco presentable que Antonio Hernando, que ha sido portavoz e impulsor del "No es no" a Mariano Rajoy, quien utilizó el "nunca" el "jamás" hasta el límite en la negación a Mariano Rajoy, sea ahora quien defienda el "No era abstención" Si es que la hay, porque parece que los barones, es decir los ocho o diez caciques que mandan en el PSOE, no están muy convencidos de que abrir ahora el semáforo a un gobierno de Rajoy les sea muy rentable para su parroquia local.
Más estrafalario es aún el papel de una ignota y huidiza "Presidenta" del Partido Socialista Obrero Español, Micaela Navarro, que lejos de ser una figura institucional de unidad y por encima de las luchas internas, se ha constatado que era simplemente una infiltrada de la poderosa califa socialista andaluza en los órganos donde el PSOE tiene poder, (Ejecutiva del propio partido y Congreso de los Diputados donde ocupa nada menos que la vicepresidencia).
Qué lejos de la figura del respetado y respetable Ramón Rubial está esta oscura señora que se ha puesto a la cabeza de quienes han derribado por orquestación de 16 voluntades a Pedro Sánchez, frente a la decisión de toda la militancia del PSOE. Tendrá que buscar el Partido Socialista otro presidente o presidenta, que no tenga la desfachatez de decir al día siguiente de la conspiración de Ferraz que ellos -los dirigentes- tienen muchos más datos y fundamentos para decidir que la militancia. Un paternalismo que ofende.