La entrevista de la incisiva Ana Pastor a Pablo Iglesias, a las pocas horas de haberse convertido en Secretario General de Podemos, ha sido el primer tropiezo serio del joven líder. Quizá por un exceso de confianza en sí mismo, tal vez por demasiado respeto a la decisión colegiada, Iglesias, no dio la talla y no supo responder con concreción a casi ninguna de las grandes interrogantes que le planteó la periodista. Respondió con frases conocidas - las mismas por cierto de su paso por Salvados, el otro programa estrella de la Sexta- a cuestiones como la renta mínima, Cataluña, reforma laboral, etc. En cambio, en medio de su propio "calentón político", Pablo Iglesias anunció la intención de sacar a España de la OTAN, eliminar las bases norteamericanas, hacer frente a los bancos y a las grandes fortunas y no negó su error, ni matizó sus declaraciones contra medios de comunicación privados, a los que calificó como "peligro para la democracia". Tampoco se distanció del régimen venezolano, después de reproducir unas imágenes de archivo en las que hablaba de sentir envidia hacia lo que ocurre en Venezuela. Todo esto, mientras que en el país sudamericano, se anuncian restricciones para comprar alimentos o ropa y se controla con huella dactilar que no se sobrepasen los límites impuestos por el gobierno bolivariano.
Podemos es la gran esperanza y ha despertado demasiadas ilusiones como para que se diluya como un azucarillo ante los ataques despiadados de los partidos de siempre que ven por primera vez en 40 años peligrar su futuro y amenazada su situación de monopolio político y de privilegio en el manejo de la cosa pública. Pablo Iglesias corre el peligro de ver envejecido y hasta muerto su discurso si no renueva y concreta los mensajes. El nuevo partido y en especial su líder deben reaccionar de inmediato y rectificar los graves errores de su entrevista en "El Objetivo": Tiene que concretar el programa político, con números, fechas y medidas claras, especialmente en lo económico, y dejar para otro momento bravuconadas y romanticismos sesentayochescos que no llevan a nada, más que a alertar a los poderosos contra los que lucha, para que articulen la manera de aplastar - que pueden- al nuevo partido, espero que de izquierdas, creado en España.
Y también debe aclarar Pablo Iglesias, cuales son las diferencias con las propuestas tradicionalmente defendidas por IU, y si no las hay, unirse a ella por el bien de España y como patriota que se ha declarado. Podemos: Programa, ya.