El asesinato de un hombre de diálogo

Lugar del atentado minutos después
Fernando Buesa perdió la vida a manos de ETA junto a su escolta una tarde fria de febrero. Le conocí en mi estancia en Vitoria y le teníamos como un hombre calmado, de sensatez en medio de la vorágine asesina de ETA en los inicios de los 80. Años más tarde, en 2000, me tocó dar la noticia de su asesinato cuando dirigí el Diario de la Tarde de RNE.
Eran las vísperas de unas elecciones generales.
Los años de plomo
Yo conocí los años de plomo en el País Vasco, cuando muy joven, mi primer destino fue la emisora de Bilbao. Sin ser muy consciente de la etapa que viví, los hechos eran tan dramáticos que quizá huíamos quienes no habíamos llegado a los 25 de la propia realidad que nos rodeaba, seguramente opacada por nuestras ganas de darlo todo en nuestros primeros pasos como periodistas en la emisora de RNE. Afortunadamente, mi primer destino allí fue en el departamento de programas y no tenía que vivir tan de cerca el día a día informativo, como mis compañeros Carlos Guerrero y Pedro Calvo con quienes llegué, previa oposición, a nuestro nuevo destino. Alguna vez sí me tocó, no obstante, acudir veloz al escenario de un atentado, como en la mañana de sábado cuando ETA colocó un explosivo a las puertas de El Corte Inglés en la Gran Vía de Bilbao. Los destrozos fueron importantes, pero afortunadamente era temprano y el comercio no había abierto aún.
Organizábamos debates electorales tratando de normalizar la situación política manchada de sangre y asumíamos nuestros riesgos manejando la información sobre el terrorismo como mejor sabíamos y dando voz, como era nuestra obligación a todos los partidos legales, incluido el que sirvió tanto tiempo de apoyo al terrorismo.
Durante los años 80, ETA asesinaba a una persona cada tres días y por la deformación profesional que se produce cuando un hecho se repite , no le dábamos al asesinato el relieve que tiene como acto execrable y terrible que destrozó a tantas familias. Eran "los años de plomo".